E[l] (método) [2] : Ejercicios y (modelo) para armar
Pequeño laboratorio de proyecto o Sobre la arrogancia
José Vela Castillo
1. Cuestiones de estilo
Tomemos inicialmente el lugar y convirtámoslo en un espacio: produzca-mos un objeto, en cualquier estilo, incluso necesariamente con un estilo (o
pluma, incluso punzón y estilete) que sea no la representación del lugar, sino el lugar mismo (definamos entonces lugar, o lo real, o exterioridad,
después: definición que se confunde, necesaria e inevitablemente con lo que define, y así debe de ser): producción de un objeto en cualquier estilo,
stile antico o
moderno, o por mejor decir, ya de un
cuerpo, un cuerpo en el que se e
xcribe un sentido, el sentido, los
sentidos. Aunque tampoco necesariamente su presentación. Pues ya antes hay. Descubrimiento y tiempo desajustado.
Los estilos son modos y maneras, pero también son los instru-mentos punzantes para escribir sobre la capa de cera en una tablilla de madera (y al final palimpsesto, necesariamente capa sobre capa, capa que oculta y descubre a la vez la capa inferior y la superior, que da sentido como el que ofrece un don, más allá de toda lógica de retribución y resti-tución,
economía infinita del don, circulación y círculo que no cierra). Por tanto, modelado y palimpsesto (espacio y tiempo entretejidos y produci-dos) son dos términos clave en nuestro ejercicio: Romeo y Julieta no hace(n) sino reunirlo todo. Técnica, espacio, tiempo, únicamente.
Techne de los cuerpos, aquí los cuerpos del proyecto, inmediatamente los cuerpos con que se proyecta (el
estilo y el
subjectil) y los cuerpos proyectados, la arquitectura.
Desde luego, reflexión sobre el viejo Platón, y desde entonces, y no únicamente desde una lógica del
suplemento y/o el
pharmakon. Esta es una primera clave de reflexión, pues, ¿acaso podemos tomar un lugar, real, y re-producirlo siendo este re- no un proceso automático sino imaginativo,
poiético? ¿Podemos producir un lugar fuera de la lógica platónica? ¿
Chora, entonces es lo que permite un espacio en que se con
forme un cuerpo o es el cuerpo mismo ya espaciado? ¿Es un lugar espacio+tiempo, y sobre todo, un
dar lugar?
Y ello, considerando que partiremos de una fotografía (necesa-riamente un dibujo de luz, un trazo y una incisión,
graffé y
phos, obligada-mente apertura a la luz, como en todo prefacio, como en todo prólogo, ya antes de eso que llamamos
logos: La luz es materia de presentación (¿es entonces la luz
espacio?), si bien ello que hace visible a la vez no hace sino cegarnos: punto ciego no sólo en el dibujo y en el trazo, sino en la propia luz que revela sus contornos, el contorno de sus cuerpos, su
techne. Foto-grafía: colocar en tiempo futuro, en el revelado de un negativo, producción de una imagen por venir desde un pasado que nunca ha sido pasado) se antoja ya más complicado, de tercera o cuarta derivada. Sí, el lugar de al-guna manera siempre se produce: puede ser un recinto o una encrucijada, esto ha de verse, pero, viniendo de un pasado nunca sido, el lugar, como el fantasma, se nos aparece, y lo hace técnicamente (quizás) a nosotros, al
sentido. En distintos estilos, con distintos instrumentos, pero siempre pun-zantes e inscriptores. ¿Texto? Sí, texto.
Importante: lugar es aquí, en términos generales, no sólo en ar-quitectura, contexto, preexistencia, mundo al que somos arrojados. Con-texto siempre no saturado y no saturable, contexto que no es un dato de partida, sino precisamente un lugar que se produce, aquí por el artista. Luz y ausencia de luz. Abismo y sátira del abismo, también.
2. Reducción
Algo nos llama la atención y lo ponemos entonces, entre paréntesis. Una manera de decir que eso que nos ha llamado queda a la vez matizado, explicado pero puesto también un poco como al margen, en una escritura del margen, marginal y por ello objeto de una orla, de un borde o límite escrito, que rodea y es necesariamente rodeado. Como cuando escribimos en el título (modelo) entre paréntesis. Claro que pensamos en el método (de nuevo) fenomenológico, en poner entre paréntesis o entre comillas y por tanto en cursiva. Entre comillas queda bien dicho, pues se trata enton-ces de una cierta cita literal, un “alguien dijo exactamente lo que queda entre comillas” (pero quién y qué, sobre todo qué dijo y qué entre comillas y entre qué comillas), y sin embargo, evidentemente no es lo que dijo, por muchas comillas que pongamos (remisiones de cita), en un tiempo y lugar siempre ya perdido. Reducción de un mundo exterior a datos de la con-ciencia que es lo único que podemos conocer, diría un fenomenólogo cabal (no nosotros, se advierte, es decir, no cabales al menos): el lugar se ha convertido en nuestro lugar. Definitivamente. Esto, tan claro en Hus-serl, sin embargo, no explica la lógica del sentido, de cómo aparece el sen-tido y si es que hay sentido en eso que producimos como lugar y como cuerpo del lugar (como cuerpo del delito, como
corpus también), pero nos permite una primera aproximación al acotar un
campo, nuestro campo, el que queda reducido fenomenológicamente, y sobre el que ahora trabajar. Economía, ahora, del campo.
Entonces: para producir el objeto, el
cuerpo, aquí el cuerpo arqui-tectónico (pero todo cuerpo, aquí artístico, en general, y será interesante explorar el cuerpo de la música), partimos de la abstracción, de la selec-ción, de la reducción de unos rasgos, que pasan a conformar el espacio (lugar) en el que o sobre el que, incluso bajo el que, se
in-corpora la arqui-tectura.
3. Producción
Y por tanto, finalmente, lo que hacemos es producir algo. Mediante un método (un camino,
odós) producimos (
poiesis) un modelo (e incluso un modelo sin paradigma). Un ejemplo. Y entonces también entra en juego la lógica replicante y aporética de la ejemplaridad: un modelo (y hay que explorar todas sus acepciones), un ejemplo, es a la vez único,
un ejemplo,
el ejemplo y a la vez repetible: es ejemplar, marca un inicio, apunta a un ori-gen pero, siendo único, pone en marcha un proceso de copia y reproduc-ción. Madonna es Madonna (aun siendo ya Ciccone), pero es también Cristina Aguilera, Britney Spears... (incluso con la cabeza afeitada). Produ-cimos el ejemplar, el objeto (
cuerpo) único. Y sin embargo múltiple. Pues su sentido depende en cada momento de un sistema de relaciones, del tacto y contacto con otros cuerpos. Del tocar(se).
Pero el caso es que, desde ese modelo, para cada uno se ha de desarrollar, con cuidado usemos el término crear, algo. Algo nuevo que sin embargo, lógica infernal, de alguna manera ya existía antes. Huella, archi-huella. Huella ya esquiva, origen borrado y en palimpsesto, modelo que no paradigma: atendiendo al Timeo, pues al contrario no hay (desde antes, y se toma como modelo) sino que se produce, y lo hace obviamente median-te una técnica, la arquitectura y su modelo. No se mira, aunque de reojo fuera una imagen (el paradigma) que existe ya
fuera y
antes. Ni siquiera apa-rece después. Sino que se hace al tiempo, a un tiempo de todas maneras no cronológico, desencajado puesto que no necesariamente lo primero (onto-lógico) fue primero (cronológico).
Y además un camino que no preexiste, sino que se aparece, se presenta precisamente en su recorrido y en el proceder que lo determina como ya habitado, como en el sueño de haberlo recorrido, como en la imagen evanescente del sueño de juventud y del amor esquivo de las pie-dras y los aires en los que se disuelven. Envío y fantasma.
4. Ejercicios de mano
Mapa, plano, calco. Cada uno más allá y más acá del otro, en un entrelazo ambiguo, de al menos dos caras o dos bordes, dos bordos (bordadas, de ceñida aquí) para una misma trayectoria (tra
yecto, yección y vuelo). Tenía-mos ya nuestros datos puros de conciencia, nuestra maqueta (modelo etc. etc.) del mundo si queremos, cuerpo ex—cripto, cuerpo cuyo significado, en la piel, queda más allá y más acá de esta. Que evidentemente pone en marcha el mismo proceso indefinidamente. Ahora, segundo paso, es decir, el dos. Caso de no estar de acuerdo es el momento de ausentarse... pero no, el sujeto trascendental fenomenológico no puede retirarse apenas ini-ciada la lucha, a pesar de que su deconstrucción no puede sino recordarle que el círculo, eterno, no cierra (lo que no deja de ser un pequeño chasca-rrillo particular, pues no somos y no hay un tal sujeto trascendental, tiem-po ha deconstruido es decir desarticulado en sus junturas lo que no quiere decir desmembrado, y yo no pienso irme desde luego). Sobre el modelo, el ejemplar, único (de una unicidad tan problemática empero), mapa, plano y calco lo han de replicar. Mapa que es aventura (Isla del tesoro) y explora-ción, plano que es interpretación técnica y positiva (por ejemplo, el ejem-plo, plano de arquitectura), calco que es mimesis (aparentemente) perfecta (pero sabemos que al poner papel de croquis encima de la realidad, si po-demos hablar así, —y es de nuestro cuerpo que hablamos— ésta inevita-blemente se transforma, se modifica en/por nuestra necesaria selección y criba, y no solamente por las cuestiones de dibujo, sombra y sombra del trazo). Se ha de elaborar, con más tiempo y espacio, una teoricopráctica del mapa el plano y el calco y no especialmente desde Deleuze, pero no cabe ahora inscribirla entre las líneas de este escrito a riesgo de desbordar-las y desdoblarlas en un infinito juego de espejos, puesta en abismo incluso tipográficamente excesiva. El
libro y
Glas.
Fíjense cómo, siempre, entre paréntesis, queda lo importante: el matiz acaba negando lo anterior, y sin embargo, aún sin relevo (derridiano-hegeliano, claro), la reducción no es tal, sino que abre un campo nuevo de sentido. Siempre interminable, archiescritura, architexto, aún más, archi-plano.
Instrumentos y técnicas, ahora, toman el papel fundamental. Pues si el instrumento que ha de servir para un fin incorpora el propio fin
(telos pero de alguna manera también anonadamiento), la elección no es baladí. Es decir, que hemos de tomar conciencia, en la elección, de aquello de lo que en principio no somos conscientes (uso inmediato, irreflexivo de la técnica, y el paso de la técnica al instrumento no es desde luego transpa-rente,
zuhanden/vorhanden y ya desde Ser y tiempo): a la vez desvelar el miste-rio y meditar sobre él, pero sin obliterar su inmediatez, clave de su efecti-vidad. Invención y venida del porvenir, si la hay (J.S.G. en cercano futuro).
La técnica es libre, como en pretecnología y manualidades... pero no es inocente. Ni la elección, lo acabamos de decir, ni la técnica en sí misma. El resultado no puede ser sino distinto siendo igual. Como siem-pre, modelo y ejemplo se alían con producción y
epoché. Y, especialmente, lo que está ahí meramente puede ahora convertirse en aquello que nos une al mundo como nuestra producción...
5. Ejercicios de estilo
Hay desde luego una deuda clara también con un texto que podemos to-mar como cabecera, aun ahora al final (y ello para no precipitarnos,
praeca-put, la cabeza por delante como pecado y caída original, aun cuando po-damos decir solamente Babel y nos entendamos), y como ejemplo y mode-lo, él tan poco ejemplar y modélico. Se trata de
Ejercicios de estilo de Ray-mond Quenau, es decir, de 62
Modelo para armar de Julio Cortázar, o, lo que (no) es lo mismo,
Especies de espacios de Georges Perec. ¿Por qué? Bue-no, la sombra de OULIPO se mueve por detrás, son tremendamente diver-tidos, su prosa (si es que es prosa) es precisa y elegante, muestran un inge-nio ingenuo que nos hace mucha falta, pero quizás, especialmente, diga-mos que:
Escribo: vivo en mi hoja de papel, la cerco, la recorro.
Suscito espacios en blanco, espacios (saltos en el sentido: discontinuidades, pa-sajes, transiciones).
Y el sentido, entonces sólo aparece en, a la vez, el
corte y el
contacto. Espa-ciamiento (de las artes).
Queden además (en demasía o desmesura, encubriendo y recu-briendo desde el interior-exterior del margen) momentáneamente aparte todas las incorporaciones y los préstamos, deuda inmensa contraída con J.D. Esto es un texto de circunstancias, en el que se transparentan las in-tenciones, objetivos y necesidades del momento (pero qué momento), discúlpenme si no he sido más claro, es mi falta, y es la luz, que, recuerden, ciega tanto como muestra.
6. Proyecto
Finalmente, claro, decir que lo anterior no trata sino de ordenar, si acaso desde una escritura de los límites y de los márgenes (acaso son lo mismo, acaso precisamente son excluyentes: ¿Hay margen si sólo hay límite? ¿No requiere el margen un espaciamiento del límite, el hueco suficiente para escribir en él —o excribir— y entonces no hay sino la negación del límite o su disolución o incluso su
instalación?), una aproximación a la lógica del proyecto de arquitectura (y del proyecto artístico) como lógica de produc-ción de objetos (cuerpos). Lógica que habla de las artes, de todas las artes en tanto creaciones de cuerpos, mediante una técnica, que muestran un sentido, y que lo hacen como creaciones dependientes de un
proyecto: de una pre-visión, de una técnica, de un camino. Distinto para cada arte, el interés último es explorar este proyecto en todas las artes, buscando si es un proyecto común o no, y buscando, además, porqué varias musas y no sólo una (J-L.N.), es decir, si esta lógica, como creemos, es similar en todas ellas y sin embargo necesariamente diferenciada hasta el punto de ser otra cosa incompatible para cada una de ellas, irreductible. Porque, ¿acaso no son todas las artes arquitectura, sea válida la licencia,
origen construido o construc-ción del origen?
Pero “
Le project: c’est et ce nest pas l’essence de l’architecture. Il aura peut-être été l’histoire de l’architecture, son ordre en tout cas.” sea el final.
J. Derrida, “Cinquante-deux aphorismes pour un avant-propos”, Psyché. Inventions de l’autre. II. París, Galilée, 1987-2003, pág. 127
José Vela Castillo is architect {Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, 1992}, Ph.D. in architecture {Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, 2000} and is Ph.D. Candidate in philosophy and aesthetics {Facultad de Filosofía, Universidad Complutense de Madrid}. He is currently professor of design studio and final degree project at IE University.
He founded his own design office in 1992, having won since then many competitions and built some. His academic research is focused in the relationships between philosophy and architecture, with especial attention to postmetaphisical thought (mainly deconstruction) and recent developments in aesthetics and politics, a topic developed in many papers presented to International Conferences (Cardiff, Lahti-Finland-, Malta, Madrid) and published in a variety of academic and professional Journals (Arquitectura, Iluminaciones, Formas etc.). Recently he has published a book joining the work of philosopher Jacques Derrida and architect Mies van der Rohe (DeGustaciones gratuitas. De la deconstrucción, la fotografía, Mies van der Rohe y el pabellón de Barcelona. Abada editores. Madrid, 2010). He is also founding member of Intersección, an interdisciplinary research group on philosophy and architecture.
José Vela Castillo es arquitecto y doctor arquitecto (ETSAM, UPM, 1992 y 2000) y actualmente, tras obtener el DEA, se encuentra reali-zando una tesis doctoral en filosofía y estética (Facultad de Filosofía, UCM). Asimismo ha sido evaluado positivamente como profesor de Universidad privada por la ANECA. Es actualmente profesor de proyectos en Ie University, y mantiene estudio profesional en Madrid.
Investiga sobre arquitectura, filosofía y estética, con especial atención al pensamiento postmetafísico (especialmente la deconstrucción) y a los recientes desarrollos en estética y política. Ha publicado en diferentes medios académicos y profesionales (Arquitectura, Iluminaciones, Formas etc.) y ha presentado sus investigaciones en diversos congresos y conferencias internacionales (Cardiff, Lahti-Finlandia-, Malta, Madrid). En 2010 editó el libro (de)gustaciones gratui-tas. De la deconstrucción, la foto-grafía, Mies van der Rohe y el pabellón de Barcelona en la editorial Abada. Es miembro fundador de Intersección (Grupo de investigación de filosofía y arquitectura).